martes, 18 de noviembre de 2014

Luces, cámara… ¡acción!

Todo empezó con una demostración de Sergio en clase, en la que con sólo poner su teléfono móvil delante de un cuadro, este comenzó a hablar. Mi primera reacción fue pensar que había truco, que algo así no podía pasar. Pero no, no había truco, sólo un nuevo concepto del que nunca habíamos oído hablar: Realidad Aumentada.


Y para aprender sobre ella, nada mejor que experimentarla por nosotros mismos, convirtiéndonos así en protagonistas de un cuadro y mezclando el entorno real con el virtual. ¿No es nuestro propósito como maestros el que nuestros alumnos puedan aprender de una forma significativa? Pues qué mejor que utilizar recursos como la realidad aumentada, con la que creo que los alumnos no solo podrán disfrutar como espectadores, sino también como actores.
Pensando en la realidad de un aula de primaria, creo que si involucramos a los alumnos en todo este proceso, no solo conseguiremos que mejoren su competencia tecnológica, sino también muchas otras. Un proyecto así podría estar relacionado con áreas como Lengua y literatura, Arte y Teatro. Los alumnos tendrían que pasar por distintas fases hasta conseguir un resultado final, al igual que pasamos nosotras:

1) Fase de búsqueda y selección del cuadro: en nuestro grupo enseguida empezamos a buscar cuadros, pero tal vez fuimos demasiado exigentes porque pasamos casi dos días buscando y no nos convencía ninguno de ellos. Al final Sergio nos echó una mano y llegamos a la idea de que podíamos convertirnos en egipcias. La idea nos pareció original y atrevida, así que por fin teníamos elegido un cuadro al que poder dar vida. Creo que esta fase es importante, ya que los alumnos tendrán que sumergirse en el mundo del arte, barajar distintas opciones y al final llegar a una decisión que les parezca bien a todos.



2) Búsqueda de información del cuadro y elaboración del guion: Nos lo pasamos muy bien haciendo el guion, ya que queríamos hacer algo gracioso además de aportar información. Como no se trataba de un cuadro como tal nos costó un poco de trabajo encontrar esa información, pero al final descubrimos datos clave de los que poder ir tirando. Esta fase también es interesante, ya que los alumnos tendrán que aprender a seleccionar información valiosa y demostrar su creatividad a la hora de elaborar un guion con esa información.

3) Caracterización de los personajes y vestuario: Después de hacer el guion, nos convertimos en costureras y construimos nuestros vestidos. La verdad es que ninguna de nosotras tenía muchos conocimientos en este tipo de labores, por lo que hicimos lo que pudimos. Y ahí no termina la cosa, ya que también tuvimos que encontrar pelucas de egipcia (algo que no fue tan fácil como esperábamos) y reunir varios objetos que aparecían en el cuadro y que necesitábamos para grabar. En esta fase, los alumnos van a poder echar mano de su autonomía y creatividad para pensar en el vestuario y en los distintos materiales que van a necesitar. La familia puede ser un elemento de apoyo a la hora de ayudarles a elaborar la vestimenta y materiales, por lo que también podrían involucrarse en un proyecto como este.



4) Grabación con croma: ¡Por fin llegó el día de la grabación! Nos convertimos en egipcias y memorizamos nuestros papeles. Y una vez encima del croma… Luces, cámara… ¡y acción!
Nos hicieron falta varias tomas para grabarlo, ya que nos entraba la risa o nos equivocábamos en alguna palabra, pero eso sirvió para pasar un gran rato y disfrutar de todo el proceso. Creo que en esta fase los alumnos disfrutarían muchísimo, ya que a la mayoría les encanta actuar o formar parte de una obra de teatro. Además, en esta parte podríamos trabajar con ellos habilidades artísticas como la interpretación, el tono de voz, la enfatización, los gestos faciales y corporales…




5) Edición y montaje de video: Una vez que tuvimos el video, utilizamos el programa Adobe Premiere para poder editarlo y cambiar el croma por el fondo de nuestro cuadro. Me gustó especialmente el momento en el que empezó a desaparecer el fondo verde y nos vi sumergidas en el Antiguo Egipto. Sergio nos ayudó con algunos detalles de edición y finalmente tuvimos nuestro vídeo montado. Esta parte más tecnológica es la que más complicada veo para desarrollar en un aula de primaria, aunque no quiero subestimar a los alumnos, que ahora son auténticos nativos digitales. Creo que podríamos intentarlo dando instrucciones claras y sencillas y ayudando a cada uno de los grupos.

6) Aurasma y comprobación de que el cuadro tiene vida: Si siendo adultas como somos empezamos a dar saltos de emoción cuando vimos a nuestro cuadro cobrar vida, no me quiero imaginar la reacción de los alumnos viéndose a ellos mismos en el cuadro. Y es algo que creo que merece la pena ver: la alegría de conseguir un resultado después de pasar por todo el proceso.

Después de toda experiencia, puedo decir que la realidad aumentada no solo es una fuente de interacción potente que cambiará la forma en la que se desarrollarán nuestras rutinas en un futuro muy lejano (G. Cabezas, S. 2013), sino que también es un recurso con el que los alumnos, además de aprender un contenido, adquirirán muchísimas destrezas en cada una de las fases descritas que estarán relacionadas con la competencia en comunicación lingüística, tratamiento de la información y competencia digital, competencia social y ciudadana, competencia cultural y artística, competencia para aprender a aprender y autonomía e iniciativa personal. En definitiva, si la realidad aumentada es un proyecto globalizador y competencial, ¿cómo no llevarlo a cabo en un aula de primaria?

Bibliografía:


Bonnin, J., G. Cabezas, S. (2013). La realidad aumentada y las pizarras digitales interactivas, 1-10.

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